Una de las cosas más lindas que he aprendido en estos años de alimentación sana es a preparar mi alimento. Hacer de mi alimentación un rito, desde ahí todo lo que se genera es positivo. Cuando le dedico tiempo, le entrego amor y cariño a lo que hago, se potencian los beneficios de lo que como. Existen millones de aliados para generar este proceso, el ghee y la kombucha, son algunos de ellos. Ambos necesitan de entrega, dedicación, cuidado y paciencia… y así, sus beneficios son infinitos.
El ghee lo aprendí a hacer en un curso de nutrición ayurveda junto a la Karin, mi profe de ayurdiets (escuela de ayurveda), y desde ahí que es mi mejor compañero en la cocina. La kombucha me llamó la atención hace años en la casa de una amiga y luego, sola, leyendo y viendo videos, he ido informándome de cómo hacerla, cuánto tomarla y cuáles son sus beneficios.
El ghee es considerado como el oro (por su color) en ayurveda, es un agente transmisor de todos los alimentos que ingieras que contengan un poquito de ghee, favoreciendo y potenciando sus cualidades nutritivas y la digestión. Además, es depurador y purificador interno, antinflamatorio, antioxidante, es considerado tridoshico (beneficioso para cualquier persona, para los 3 doshas: vata, pita y kapha) y permite que los flujos internos, físicos y energéticos, nos recorran sin bloqueos, ayudando al sistema cardiovascular, circulatorio, excretor, etc.
El ghee se obtiene cuando logramos separar la grasa de la caseína y la lactosa en la mantequilla, entonces nos quedamos solo con la grasa, que nos otorga todos estos beneficios. En india se obtiene en un proceso directo de la leche de vaca, sin embargo, aquí se hace desde la mantequilla. La caseína (proteína de la leche) y la lactosa (azúcar) son las que producen alergias alimentarias. Por lo tanto, el ghee puede comerlo alguien alérgico a la proteína de la leche o a la lactosa.
¿Como se hace?
Poniendo 3 panes de mantequilla sin sal (recomiendo la colún por su origen) en una olla de acero o cerámica a fuego lento durante aproximadamente 20 minutos. La mantequilla solita se va derritiendo y pasando por diferentes aspectos (espuma, burbujas, etc), cuando las burbujas tengan un aspecto delgado y logres ver el fondo de la olla, es que está lista. Fíjate que al fondo de la olla comienza a pegarse una materia blanca/ cafesosa, cuando logres verlo porque ya está transparente el líquido, lo cortas y dejas que se entibie unos 2 minutos. Luego lo traspasas a un recipiente de vidrio, colándolo, dejas que se enfríe, lo tapas y ya está.
¿En qué lo uso?
Yo lo ocupo principalmente para cocinar: arroz, guisos, saltear verduras, cosas al horno. Igual como si fuera un aceite, en cantidad y forma. Además, le pongo al pan calentito, como si fuera la mantequilla común. También sirve como reemplazante de la mantequilla o aceites en postres, queques, galletas, etc. En india y en terapias ayurvédicas se utiliza en rituales de desintoxicación internas y externas (masajes, limpiezas de colon, de las fosas nasales, etc), para esto último puedes consultar a un especialista.
La kombucha por su parte, es un probiótico natural que alimenta nuestra flora intestinal compuesta por bacterias que le otorgan a nuestro organismo un ambiente óptimo para todos los procesos digestivos e inmunológicos. Además, es antioxidante y desintoxicante.
Se obtiene de la fermentación del té con azúcar, ésta va formando un scoby, similar a un hongo. Este scoby es el encargado del proceso de transformación del fermentado.
¿Cómo se hace?
Debes conseguir un scoby con un poco de té de arranque (líquido ya fermentado). Esto lo puedes obtener de una kombucha comprada o alguien que cultive, te lo puede regalar. Teniendo tu scoby, solo tienes que alimentarlo con un litro de té preparado (un litro de agua hervida, 4 bolsas de té, media tasa de azúcar, dejar reposar y enfriar). La mezcla de té se la agregas a tu scoby con su té de arranque en un recipiente de vidrio y lo tapas con una servilleta o tela para colar amarrada en la boca del frasco. Lo dejas fermentar entre 7 a 10 días y luego sacas el líquido, dejando un poco como té de arranque para el scoby, y repites el proceso. Las cantidades son de acuerdo con lo que tú quieras hacer.
¿Cómo y cuánto se toma?
Puedes tomarlo tal cual en un vaso después de los días de fermentación, en la mañana, para acompañar tu comida, etc. Yo por lo general, tomo un vaso pequeño unas tres veces a la semana para acompañar mi almuerzo. Es bueno agregar a nuestras preparaciones fermentados.
También puedes darle sabores haciendo una segunda fermentación, con limón, jengibre, frutos rojos, o lo que sea que te guste. Te dejo el enlace para hacer las segundas fermentaciones y también la primera.
Espero hayan disfrutado de este artículo y se motiven a probar ambos, a leer y averiguar más sobre esto y tantas cosas interesantes que nos aportan un granito para hacer de nuestra alimentación un aliado hacia el camino de la felicidad (este podría ser otro buen tema: qué es la felicidad y cómo se relaciona con el cuerpo, la alimentación… y tanto más).
Links de interés:
Komucha - click acá
Segunda fermentación (kombucha) - click acá
Namasté